Un sentimiento inmenso de paz y quietud

La vida es un misterio extraordinario. No el misterio que hay en los libros, no el misterio de que habla la gente, sino un misterio que uno ha de descubrir por sí mismo; y por eso es tan importante para ustedes comprender lo pequeño, lo limitado, lo trivial, e ir más allá de todo eso. Jiddu Krishnamurti

Paseando por los bellos parajes de Pradillo (La Rioja) foto J.L.Soba

Un sentimiento inmenso de paz y quietud

El otro día, volviendo de un largo paseo en medio de campos y árboles, pasamos por el bosquecillo que está cerca de la gran casa blanca. Al trasponer la escalerilla y penetrar en la arboleda, uno percibió instantáneamente un sentimiento inmenso de paz y quietud. Nada se movía. Parecía un sacrilegio atravesar el bosquecillo, hollar el suelo; resultaba profano el hablar, incluso el respirar. Las enormes secoyas estaban absolutamente inmóviles; los indios americanos las llaman los árboles silenciosos, y ahora se hallaban verdaderamente silencio­sos. Hasta el perro había dejado de perseguir a los cone­jos. Uno permanecía quieto, atreviéndose apenas a res­pirar, sintiéndose intruso porque había estado charlando y riendo; y penetrar en esta arboleda sin saber lo que allí había fue una sorpresa y una conmoción, la conmoción de una bienaventuranza inesperada. El corazón latía más lentamente, estupefacto ante esa maravilla. Ese era el centro de todo este lugar. Cada vez que uno penetra ahora en la arboleda, existe esa belleza, esa quietud, esa extraña quietud. Uno podrá venir cuando lo desee y ello estará ahí, pleno, espléndido e innominable.

Cualquier forma de meditación consciente no es la cosa real; jamás puede serlo. El intento deliberado de meditar no es meditación. Ello debe ocurrir; no puede ser invitado. La meditación no es un juego de la mente, ni del deseo y el placer. Todo intento de meditación es la negación misma de ello. Sólo hay que estar atento a lo que uno piensa y hace, y nada más. El ver, el escuchar, es el hacer, sin que en ello exista sentido alguno de re­compensa o castigo. La destreza en la acción radica en la destreza del ver, del escuchar. Toda forma de medita­ción conduce inevitablemente al engaño, a la ilusión, porque el deseo ofusca, ciega.

Era un magnífico atardecer y la suave luz primaveral cubría la tierra.

Jiddu Krishnamurti, Diario ll

Esta entrada fue publicada en Citas, Inteligencia emocional, Motivación, Reflexiones, Relatos y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Un sentimiento inmenso de paz y quietud

Deja un comentario