Los panes negros

Pan-negro

Los panes negros

xeeds2n aquel tiempo, Nicolás Nerli era banquero en la noble ciudad de Florencia. A la hora de tercia se encontraba ya sentado ante su pupitre, y a la hora de nona aún estaba allí sentado, haciendo cuentas todo el día en sus tablillas. Nicolás Nerli prestaba dinero al Emperador y al Papa. Y si no le prestaba dinero al diablo era porque temía hacer malos negocios con el que nombramos el Maligno y que no carece de artimañas.

Era audaz y desconfiado. Había adquirido grandes riquezas y despojado a mucha gente. Por ello era respetado en la ciudad de Florencia. Vivía en un palacio en el que la luz que Dios creó no entraba sino por estrechas ventanas; eso era por prudencia, pues la mansión de un rico debe ser como una ciudadela y los que poseen grandes bienes hacen bien en defender por la fuerza lo que han adquirido por la astucia.

El palacio de Nicolás Nerli se encontraba pues provisto de rejas y cadenas. En su interior, los muros estaban decorados con pinturas de expertos maestros que habían representado en ellas las Virtudes como mujeres, los patriarcas, los profetas y los reyes de Israel. Los tapices expuestos en las habitaciones ofrecían a la vista las historias de Alejandro y de Tristán tal como las cuentan en los libros. Nicolás Nerli hacía brillar su riqueza en toda la ciudad por medio de fundaciones piadosas.

Había mandado construir un hospital en la zona de extramuros cuyo friso, esculpido y pintado, representaba las acciones más honorables de su vida; en reconocimiento por las sumas de dinero que había donado para acabar Santa María la Nueva, su retrato se hallaba expuesto en el coro de esta iglesia. Se le veía en él arrodillado, con las manos juntas, a los pies de la Santísima Virgen. Se le reconocía por su gorro de lana roja, su abrigo forrado, su rostro rollizo y sus ojillos despiertos. Su buena esposa, Mona Bismantova, con expresión honesta y triste, que se podría pensar que jamás nadie hubiera obtenido de ella algún placer, se hallaba al otro lado de la Virgen, en humilde actitud orante. Aquel hombre era uno de los primeros ciudadanos de la República; como no había hablado jamás mal de las leyes y no se preocupaba en absoluto de los pobres ni de aquellos a los que los poderosos del momento condenan a pagar multas o al exilio, no había disminuido nada, en la opinión de los magistrados, la estima que había adquirido a sus ojos por su gran riqueza.

Una noche de invierno, al regresar a su palacio algo más tarde de lo habitual, fue rodeado ante el umbral de su puerta por un grupo de mendigos medio desnudos que le tendían la mano. Los apartó con duras palabras. Pero el hambre hace a los hombres ariscos y osados como los lobos: formaron un círculo a su alrededor y le pidieron pan con voz quejumbrosa y ronca. Estaba inclinándose ya para recoger piedras y lanzárselas, cuando vio llegar a uno de sus criados que llevaba sobre la cabeza una cesta de panes de centeno, destinados a los empleados de las cuadras, de la cocina y de los jardines.

Hizo una señal al de los panes para que se acercara, y, sacándolos de la cesta con ambas manos, les arrojó los panes a los menesterosos. Luego, entró en su casa, se acostó y se quedó dormido. Mientras dormía, sufrió un ataque de apoplejía y murió tan de repente que creía que se encontraba aún en su lecho cuando vio, en un rincón oscuro, a San Miguel iluminado por el resplandor que irradiaba de su propio cuerpo. El arcángel, con la balanza en la mano, estaba cargando los platillos. Al reconocer en el platillo que pesaban más las joyas de las viudas que guardaba como fianza, la multitud de recortes de escudos indebidamente retenidos y algunas piezas de oro muy bellas, que sólo él poseía y que había adquirido por usura o por fraude, Nicolás Nerli reconoció que era su vida, ya finalizada, lo que san Miguel estaba pesando en su presencia. Miró atento y preocupado.

-Señor San Miguel -le dijo-, si ponéis en un platillo todas las ganancias que he obtenido en mi vida, colocad en el otro, os lo ruego, las hermosas fundaciones con las que he puesto de manifiesto mi piedad. No olvidéis la cúpula de Santa María la Nueva a la que contribuí financiando la tercera parte, ni el hospital de extramuros, que he construido por completo con mi dinero.

-No temáis, Nicolás Nerli -respondió el arcángel-. No me olvidaré de nada.

Y con sus manos gloriosas colocó en el otro platillo la cúpula de Santa María la Nueva y el hospital con el friso esculpido y pintado. Pero el platillo no se movió. El banquero sintió gran inquietud.

-Señor san Miguel -dijo de nuevo-, buscad bien. No habéis colocado en ese platillo de la balanza ni mi hermosa pila del agua bendita de San Juan, ni el púlpito de San Andrés, en donde está representado el bautismo del Nuestro Señor a tamaño natural. Es una obra que me costó muy cara.

El arcángel colocó el púlpito y la pila encima del hospital en el platillo, que tampoco se movió. Nicolás Nerli empezó a notar que su frente se inundaba de un sudor frío.

-Señor arcángel -preguntó-, ¿estáis seguro de que vuestra balanza funciona correctamente?

San Miguel respondió sonriendo que, al no ser la balanza como las que usan los lombardos de París ni como las que usan los cambistas de Venecia, aquélla no carecía en absoluto de exactitud.

-¡Cómo! -suspiró Nicolás Nerli, completamente lívido-, ¿la cúpula, el púlpito, la pila, el hospital con todas sus camas, no pesan, pues, más que una brizna de paja o que el plumón de un pájaro?

-Ya lo estáis viendo, Nicolás -dijo el arcángel-, y, hasta el momento, el peso de vuestras iniquidades es muy superior al peso ligero de vuestras buenas acciones.

-Voy a ir al infierno, pues -dijo el florentino. Y sus dientes castañeteaban de espanto.

-¡Tened paciencia, Nicolás Nerli -prosiguió el pesador celeste-, paciencia! No hemos terminado aún. Nos queda esto.

Y el bienaventurado Miguel tomó los panes de centeno que el rico les había lanzado a los pobres la víspera. Los colocó en el platillo de las buenas obras, que descendió de repente, mientras que el otro subía, quedando ambos platillos al mismo nivel. El fiel de la balanza no se inclinaba ni a la derecha ni a la izquierda y la aguja indicaba la igualdad perfecta de los dos pesos. El banquero no podía creer lo que veían sus ojos. El glorioso arcángel le dijo:

-Como estás viendo, Nicolás Nerli, no eres apto ni para el cielo ni para el infierno. ¡Anda, regresa a Florencia! Multiplica en tu ciudad esos panes que diste con tus manos, de noche, sin que nadie te viera, y serás salvo. Pues no basta con que el cielo se abra para el ladrón que se arrepiente y para la prostituta que llora. La misericordia de Dios es infinita: es capaz de salvar incluso a un rico. Sé tú ese rico. Multiplica los panes cuyo peso puedes ver en mi balanza. ¡Anda!

Nicolás Nerli se despertó en su lecho. Decidió seguir el consejo del arcángel y multiplicar el pan de los pobres para lograr entrar en el reino de los cielos.

Durante los tres años que pasó sobre la tierra después de su primera muerte, fue caritativo con los menesterosos y muy generoso en limosnas.

 Anatole France  (1895)

Publicado en Cuentos, Relatos | 11 comentarios

Amarme

¿Si yo no soy para mí, quién será para mí?

¿Si sólo soy para mí, quién soy yo?

¿Y si no ahora, cuándo?

Rabí Hillel

Niño geopolítico mirando el nacimiento del hombre nuevo,obra de Salvador Dalí

Niño geopolítico mirando el nacimiento del hombre nuevo,obra de Salvador Dalí

Amarme

Independientemente de nuestro género sexual, todos poseemos un aspecto femenino y un aspecto masculino internos y la relación entre éstos – la pareja interior – tiende a reproducirse en nuestros vínculos.

Solemos relacionarnos con los aspectos exteriores de la vida a través de su correspondencia con nuestros patrones internos. Así, cuando nos atrae otra persona, la misma está espejando aspectos tanto conscientes como inconscientes de nuestro propio ser.

Habitualmente esperamos que el otro/a nos proporcione aquello de lo que carecemos, o creemos carecer. Muchos de los conflictos que atravesamos en la vida tienen una trastienda de baja autoestima. En las dificultades dentro del ámbito de la pareja, en el plano laboral, en las relaciones con familiares y amigos existen siempre zonas profundas en las que no confiamos. Algunas tienen que ver con creencias de base, que desmoronan la fe en nosotros mismos de manera visible y obvia; otras son creencias que subyacen bajo capas de un aparente “todo está bien”.

Construir la propia autoestima es plantar las semillas para amarse a sí mismo, la base para cualquier relación amorosa con otra persona.

Al mencionar la idea de amarse más y mejor a sí mismo podríamos temer caer en un amor narcisista que, más que acercarnos, nos aparte del resto de la humanidad. Esta propuesta no implica quedarnos, como Narciso, prendidos al propio reflejo en el estanque, embelesados con nuestra imagen. Se trata más bien de reconocer y revalorizar todo lo que tenemos de positivo. Cuando nos conectamos con nuestras partes más luminosas y amorosas absorberemos la energía necesaria para ingresar también en los rincones más oscuros, construyendo así una percepción más plena de quién somos verdaderamente.

La forma en que nos describimos colorea todas nuestras experiencias. ¿Quién sabe desde cuándo o desde quién comenzamos a definirnos de determinada manera? Lo cierto es que todas nuestras ideas y pensamientos producen resultados, y nuestros diálogos internos son la base sobre la cual construimos nuestra experiencia de la realidad. Todo cuanto consideremos real o verdadero se convierte, eventualmente, en una realidad para nosotros.

Es clásico el ejemplo de quien cree que es rechazado por otros. Sin proponérselo, su actitud y su expresión hacen que efectivamente lo rechacen. Si tengo la idea de que no soy lo suficientemente valiosa como mujer y que debido a ello mi pareja me abandonará, comenzaré a aferrarme, a exigir, a reprochar y controlar, y estas reacciones lo inducirán eventualmente a distanciarse y/o a abandonarme, confirmando así mi creencia.

Estas son las famosas profecías auto-cumplidas, en las que terminamos creando lo temido, atrayendo hacia nosotros precisamente aquello que tratábamos de evitar.

A todos nos hubiera gustado escuchar frases amorosas de nuestros padres, y nos gustaría que nuestra pareja y amigos nos dijesen cuánto valemos. Sin embargo, nos cuesta decírnoslo a nosotros mismos.

Tendemos a esperar que sean los demás quienes retruquen nuestra percepción negativa con halagos, felicitaciones y miradas de aprobación. Sin duda es agradable recibir alabanzas, pero esa dosis de autoestima foránea no es duradera ni suficiente.

Lamentablemente, vivimos con la sensación de que el amor está fuera de nosotros, que es algo que nos dan o nos quitan, un regalo, un premio, algo que merecemos o dejamos de merecer en función de que cumplamos con determinados requisitos (ser jóvenes, delgados, atractivos, inteligentes, exitosos, carismáticos, etc.)

Desde pequeños recibimos una serie de mensajes sobre el amor que nos condicionaron, haya sido esto debido a actos, frases escuchadas o sensaciones corporales basadas en acontecimientos vividos, y/o en la interpretación personal que realizamos en función de éstos.

Hoy, ya adultos, necesitamos redefinir nuestra noción del amor.

Para ello, puede ser útil formularnos y responder a las siguientes preguntas:

¿Cuánto soy capaz de amarme a mí mismo?

¿Cuánto me disgusto, critico, condeno, amonesto?

¿Cuánto soy capaz de cuidarme y darme lo que necesito?

¿Cuánto placer me permito tener en mi vida cotidiana?

¿De qué formas me descuido y me abandono?

¿Cuán desarrollada está mi capacidad para dar y recibir? ¿Cuál me resulta más fácil, y por qué? (Frecuentemente preferimos dar a recibir ya que esto último implica mayor vulnerabilidad).

¿Cuán desarrollada está mi capacidad para mostrarme auténticamente? ¿Cuándo me expreso como realmente soy y cuándo muestro una de mis máscaras?

¿Cuál es la creencia personal que más necesito modificar para poder aceptarme y amarme sin condiciones ni exigencias inalcanzables?

Cuando logro darme cuenta de que soy mi propia fuente de amor, todo cambia de dirección – yo soy responsable de transformarme y darme aquello que espero del afuera.

El amor no existe afuera de nosotros – debemos buscarlo en su morada íntima que es nuestro propio corazón.

¿Quién si no yo puede aceptarme y amarme con todas mis características? ¿Quién si no yo conoce la historia de mi niño interno, no para lamentarme sino para sanar mis propias heridas? ¿Quién si no yo tiene en su poder el pasaje de ida y vuelta hacia lo profundo de mi corazón?

Trabajar para construir la propia autoestima es un acto de amor – amor hacia uno mismo que se traduce luego en una mayor capacidad de amar realmente a los demás.

Alicia Schmoller

 

Publicado en Motivación, Reflexiones | 8 comentarios

Los tibios

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:15-19

Los tibios

I

Lo teníais todo: las almas
sin dolor, la vida apacible.
Alrededor, los huracanes
os sabían inconmovibles.
Como torres, os levantabais.
Como chopo de hondas raíces,
como viejas sabidurías
que iluminaban los confines.
Aves fuertes de altanería.
Aguiluchos de vuelo firme.
Os despegasteis de la tierra,
volasteis por los cielos grises.
No llorasteis con los que lloran,
ni cantasteis con los que cantan,
ni reísteis con los que ríen.

Nos dejasteis, de cara al cielo,
frente al signo de lo imposible.

II

Pero ahora todo es distinto.
(No es verdad que muchos ciegos
no aciertan con el camino).

Día a día,
segundo a segundo, fuimos
aprendiendo la verdad.
Casi la aprendimos.
a luz de las estrellas
descifrábamos lo signos.
Día a día,
segundo a segundo…

Hilos
maravillosos, Ariadnas
secretas nos conducían
a través del laberinto.

Día a día.
Ahora ya es todo distinto.
Ahora sabemos que el hombre
vive mientras está vivo
su recuerdo, aunque él se muera.

El hombre es llama, encendido
cántico, y el tiempo, leña
olorosa, pasto rico
para el fuego que alimenta
el pecho en su abismo.

Segundo a segundo,
día a día lo aprendimos.

III

Vivir… Cantar…
La piedra
también late. Las almas
se van haciendo sueño,
agua dormida y plácida.
La noche se cobija
en su negra cabaña.
La tornan las estrellas
iluminada.
Y el sarmiento dorado
del corazón, escala
los tejados, invade
la hermosura estrellada.
Vuelve a reinar el sueño.
El sueño manda.
Pero algo, lejos, fuera
de nosotros avanza.

Es como un gran clamor,
algo oscuro que estalla.
Viene talando troncos,
desmoronando casas
podridas. Suenan látigos,
caballos, cantos. Pasan
los ríos con las sílabas
encendidas del alba.

Algo que se aproxima.
Silban trágicas hachas.
Vienen hacia nosotros.
Y nos rompen la frente.
Nos despiertan el alba.

José Hierro

Publicado en Citas, Inteligencia emocional, Motivación, Poesías, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , , , | 2 comentarios

El imperio de la publicidad

Mi hipótesis es que de la interacción duradera entre gentes liberadas de los cinco grandes deformadores morales –pobreza, ignorancia, miedo, dogmatismo y odio al vecino– emerge un modelo ético universalmente deseable. José Antonio Marina

El imperio de la publicidad

Ahora, el deseo está bien considerado, y hemos organizado una forma de vida montada sobre su excitación continuada y un hedonismo asumible. No vivimos en la orgía, sino en el catálogo publicitario de la orgía, es decir, en la apetencia programada. La publicidad ya no da a conocer los atractivos de un producto. Su función es producir sujetos deseantes.

Todos estamos, en mayor o menor medida, influidos por las modas, que ejercen una tiranía democrática, en el sentido de que somos las víctimas las que damos el poder al tirano. Por debajo de ellas, enlazando con nuestro sistema de expectativas y deseos –tal vez oculto para nosotros mismos–, opera un sistema social invisible que, a su aire, conecta conceptos, emociones, valores, creencias, formando así una estructura que origina y da sentido a preferencias, sensibilidades, comportamientos que, en superficie, resultan inconexos. Nuestra aceptación social del deseo, su glorificación, el éxito que le engrandece es, a pesar de su superficial evidencia, el efecto consciente de una ideología desconocida.

Tenemos que admitir un inconsciente personal y un inconsciente social ,muy hábiles en captar relaciones, parecidos, patrones, metáforas, en realizar extrapolaciones, transferir deseos, segregar expectativas y tramar sistemas en los que resultamos apresados sin saberlo y a los que, además, prestamos una inocente colaboración que los refuerzan.

   La publicidad deja de ser una ayuda para convertirse en un componente esencial de la nueva economía, que deja de ser economía de la demanda para convertirse en economía de la oferta. La función es producir sujetos deseantes o, lo que es igual, hacer a los individuos conscientes de sus carencias, obligarles a que se sientan frustrados, fomentar la envidia hacía el vecino, inducir una torpe emulación inacabable, para ofrecer después una salida fácil a su decepción: comprar. Así, la propaganda se convierte en diseminadora inevitable de ansias e insatisfacciones.

La hipertrofia del mercado provoca insatisfacción porque produce necesidades y apetencias que solo pueden ser efímeramente satisfechas. La industria de la publicidad debe allanar el camino que va desde la apetencia al acto, y tiene que afirmar que todo el mundo puede acceder al disfrute de ese objeto en el que se cifra efímeramente la dicha, más aún, que tiene derecho a tenerlo (“porque tú lo vales”, como proclaman los spots). Solo poniéndolo al alcance de la mano, se pasará de un mero deseo a la acción de comprar, que es lo importante. Todo eso produce una frustración inevitable y permanente, porque ni todas las cosas ofrecidas van a poder conseguirse, ni, en el caso de conseguirlas, van a producir la felicidad anunciada. Ahora bien, una decepción duradera tiene dos derivaciones emocionales: la depresión y la violencia.

Mercado, publicidad, ansiedad, depresión, violencia emergen ya como islas enlazadas por el sistema oculto. El mercado de la opulencia necesita una proliferación de deseos “urgentes, imperiosos y efímeros” para mantener su dinamismo. Esta es la definición precisa de “capricho”. El consumismo es el mundo social de las apetencias y el reino momentáneo de los caprichos. La apetencia es el grado cero del deseo. Ceder a ella no aporta más que un breve y limitado placer. La excitación aumenta hasta pasar por caja, y se desvanece tan rápido como había aparecido. La apetencia solo engendra frustración, porque siempre habrá alguien y algo que apetecer. Ése es precisamente el ardid del consumismo. Lo importante de la apetencia y el capricho es que se presentan como una urgencia que ha de ser resuelta inmediatamente, nos despeña por abismos superficiales, nos permite hacer submarinismo emocional en un charquito.

Estamos siendo víctimas de una superchería que nos esclaviza dulcemente, y contra la que apenas podemos rebelarnos, porque nos gusta. El sistema del deseo tiene un aire seductor y todos estamos dispuestos a caer bajo sus encantos.

La ideología del placer que nuestra sociedad ha aceptado, asumido y vitoreado, que fue punta de lanza del combate liberador, se ha convertido en colaboracionista y estupefaciente. Los excesos de la sociedad de mercado, la destrucción del medio ambiente, la fascinación por el poder puro y duro, las múltiples intoxicaciones del lujo, proceden del deseo imperante, y hace urgente responder a la pregunta: ¿se puede vivir solo guiándose por el placer? La respuesta es: se puede vivir, pero no se puede convivir. Si todo el mundo va a lo suyo, nadie va a ir por lo nuestro. La inteligencia social debe por ello prevalecer sobre la inteligencia individual, para salvaguardar nuestros derechos personales.

La sociedad del deseo no favorece un debate brioso y lúcido sobre nuestro futuro, porque, intoxicada de comodidades, nos aprisiona en el presente y nos hace crédulos, sumisos y desesperanzados. Nuestros deseos no son nuestros, sino producto de una manipulación astuta. Todos estamos siendo seducidos.

José Antonio Marina, Las arquitecturas del deseo

Publicado en Actualidad, Citas, Inteligencia emocional, Motivación, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , | 4 comentarios

Besos

Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida. Gabriela Mistral

Burt Lancaster y Deborah Kerr en De aquí a la eternidad(Fred Zinnemann, 1953)

Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos

la sentencia de amor condenatoria,

hay besos que se dan con la mirada

hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles

hay besos enigmáticos, sinceros

hay besos que se dan sólo las almas

hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,

hay besos que arrebatan los sentidos,

hay besos misteriosos que han dejado

mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran

una clave que nadie ha descifrado,

hay besos que engendran la tragedia

cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios

que palpitan en íntimos anhelos,

hay besos que en los labios dejan huellas

como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas

por sublimes, ingenuos y por puros,

hay besos traicioneros y cobardes,

hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa

en su rostro de Dios, la felonía,

mientras la Magdalena con sus besos

fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita

el amor, la traición y los dolores,

en las bodas humanas se parecen

a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos

de amorosa pasión ardiente y loca,

tú los conoces bien son besos míos

inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso

llevan los surcos de un amor vedado,

besos de tempestad, salvajes besos

que sólo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero…? Indefinible;

cubrió tu faz de cárdenos sonrojos

y en los espasmos de emoción terrible,

llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso

te vi celoso imaginando agravios,

te suspendí en mis brazos… vibró un beso,

¿y qué viste después…? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos

son de impasible corazón de roca,

yo te enseñé a besar con besos míos

inventados por mí, para tu boca.

Gabriela Mistral

Publicado en Uncategorized | 6 comentarios

Amistad

El «yo» que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Gibran Khalil Gibran

Escultura en Vulture Peak, Rajgir, India, que representa al Buda consolando a Ānanda

La Amistad

Y un adolescente, dijo: Háblanos de la amistad.
Y él respondió, diciendo: Vuestro amigo es a la medida de vuestras necesidades.
Él es el campo que sembráis con cariño y cosecháis con agradecimiento.
Es vuestra mesa y el fuego de vuestro hogar.
Pues vais a él con vuestro hambre y lo buscáis en procura de paz.
Cuando vuestro amigo manifiesta su pensamiento, no teméis el «no» de vuestra propia opinión, ni ocultáis el «sí».
Y cuando él se calla, vuestro corazón continúa escuchando a su corazón.
Porque en la amistad, todos los deseos, ideas y esperanzas, nacen y son compartidas sin palabras, en una alegría silenciosa.
Cuando os separéis de vuestro amigo, no os aflijáis. Pues lo que amáis en él, puede tornarse más claro en su ausencia, como para el alpinista aparece la montaña más clara, vista desde la planicie.
Y que no haya otra finalidad en la amistad que no sea la maduración del espíritu.
Pues el amor que procura otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio no es amor, sino una red tendida, y sólo lo inútil será en ella atrapado.
Y que lo mejor de vosotros mismos sea para vuestro amigo.
Si él debe conocer el flujo de vuestra marea, que conozca también su reflujo.
Pues, ¿qué será de vuestro amigo si sólo le buscáis para matar el tiempo? Buscadle siempre para las horas vivas.
Pues el papel del amigo es el de henchir vuestras necesidades, y no vuestro vacío.
Y en la dulzura de la amistad, que haya risa y compartir de placeres. Pues en el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su amanecer y halla su frescor.

Gibran Khalil Gibran, en «El Profeta»

Publicado en Citas, Cuentos, Inteligencia emocional, Motivación, Poesías, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , , , | 4 comentarios

Así veo la vida

Así veo la vida

La vida tiene dos caras:
Positiva y negativa
El pasado fue duro
pero dejo su legado
Saber vivir es la gran sabiduría
Que puedo dignificar
Mi condición de mujer,
Aceptar tus limitaciones
Y hacer de mi una piedra de seguridad
para los valores que se desmoronan .
Nací en tiempos difíciles.
Acepté las contradicciones
, las luchas y las piedras
como lecciones de vida
y las utilicé.
Aprendí a vivir.

Cora Coralina

Alegoría de la vida (1873), obra de Pierre Puvis de Chavannes, Museo Hermitage. San Petersburgo

Saber vivir

(Lo que da sentido a la vida)

No sé… si la vida es corta
o demasiado larga para nosotros,
pero sé que nada de lo que vivimos
tiene sentido, si no tocamos el corazón de las personas.

Muchas veces basta ser:
Regazo que acoge,
Brazo que envuelve,
Palabra que consuela,
Silencio que respeta,
Alegría que contagia,
Lágrima que corre,
Mirada que acaricia,
Deseo que apaga,
Amor que promueve.


Y eso no es algo de otro mundo,
es lo que le da sentido a la vida.
Es lo que hace que
no sea corto,
ni demasiado largo,
sino que sea intenso,
verdadero, puro… mientras dure.

Atribuido, creo que erróneamente a Cora Coralina, una de las poetisas brasileñas más relevantes del siglo XX .

De todas formas, enhorabuena al autor, quien quiera que sea, pues me parece un poema muy motivador y que mueve a reflexión sobre la existencia de cada uno. J.L.Soba

Publicado en Inteligencia emocional, Motivación, Poesías, Reflexiones | Etiquetado , , , , , | 3 comentarios

Estatua de “Libertad”

No hay camino sencillo hacia la libertad en ninguna parte y muchos de nosotros tendremos que pasar a través del valle de la muerte una y otra vez antes de alcanzar la cima de la montaña de nuestros deseos. Nelson Mandela

 

Inauguración de la Estatua de la Libertad iluminando al Mundo (1886) óleo sobre lienzo de Edward Moran. Colección J. Clarence Davies, Museum of the City of New York.

Estatua de “Libertad”

 

Dime, estatua relumbrante, “Estatua de Libertad”,

¡Oh, reina del “mundo libre”! (Que no es el mundo real)
¿Por qué eres sólo una estatua de granito y vil metal?

¿Para qué en tu mano antorcha si pecas de oscuridad?

¿Por qué tus ojos, oídos, si tan sorda y ciega estás?

 

Nunca escuchas a los pobres que fenecen con crueldad.

Te clama el desamparado, sacudido en tempestad.

Y tú no le abres la puerta ni lo aceptas en tu hogar.

Al hambriento jamás oyes, ni al que necesita pan,
porque tu insensible piedra no tiene dolor carnal.

 

Sólo rescatas a ricos, y a los banqueros del mal.
Como inmensa veo tu altura, así es tu insensibilidad.

¿Por qué te hicieron estatua, una estatua nada más?

¿Será que ellas se levantan para quien muere y no está?

¿Será que ellas se construyen cuando algo no existe más? […]

 

¡Da lo mismo si serías un cuadro de decorar!

En tus muros hay silencios de amor y de caridad.

Hasta “una vaca paciendo con la cabeza doblada”

te ‘superaría en belleza’, estatua de inequidad,

pues su alimento es más vida que tu injusta iniquidad.

 

Tu sistema financiero no resiste un siglo más

pues es la ley del más fuerte, y no hay “fraternidad”.

¡La fragilidad de tu base de la codicia vendrá,

y la confianza algún día los pueblos te perderán!

Mientras sigas siendo hueca, estatua muerta serás.

 

Si tu estructura sería, no de cobre, ¡de moral!

si en las almas estarías, de toda la humanidad,

si tus pilares tendrían como base la “igualdad”

y convencida estarías que el mundo es una hermandad…

sólo así resistirías la explosiva adversidad

que la bestial tiranía un día detonará.

Honor a tu nombre harías, sembrando real “libertad”

y a tus hijos cuidarías por toda la eternidad.

 

Rubén Sada

Publicado en Actualidad, Arte, Citas, Historia, Inteligencia emocional, Motivación, Poesías, Reflexiones, Relatos, Uncategorized | Etiquetado , , , , , , | 6 comentarios

«Concierto»

Para Carlos y Miguel

«Concierto»

Miguel Ángel Sáinz Jiménez, (Aldeanueva de Ebro, La Rioja,  4 de julio de 1955 – id. 17 de noviembre de 2002) , fue un polifico pintor, arquitecto, cineasta y por encima de todo escultor, considerado uno de los más grandes creadores de arte público que ha dado La Rioja.

Hoy quiero en esta entrada del ambigú hacer un humilde homenaje a este artista riojano, centrándome en una obra suya, que habitualmente tengo el placer de ver, de camino de mi casa al CARPA, donde he tenido que ir más de una vez a realizar alguna consulta médica o de rehabilitación, pues está situada en la Plaza Joaquín Elizalde, que es una continuación de la Plaza de las Chirivitas, y que debe su nombre al que fuera alcalde de Logroño durante los años 1926-1930.

La plaza presenta un foso en forma de anfiteatro donde está instalada la obra «Concierto», de Miguel Ángel Sáinz,una composición de 9 figuras, tres espectadores y seis músicos interpretando el «Concierto para clave y cinco instrumentos» de Manuel de Falla.

La obra resultó ganadora del segundo Concurso de Esculturas al Aire Libre del Ayuntamiento de Logroño.

El conjunto de la escultura, realizada en piedra artificial, muestra el escenario de un concierto compuesto por seis músicos.

Es un concierto para clavicémbalo y cinco instrumentos: flauta, clarinete, oboe, violín y violonchelo. Ocupa el espacio de un auditorio al aire libre con una plataforma circular sobre la que se elevan los músicos que, a su vez, están sentados sobre un pedestal cuadrado. Todos los músicos aparecen desnudos y con cuerpos incompletos, careciendo algunos de las extremidades inferiores.

Comenzando por la izquierda, un chico toca el clavicémbalo; a su lado, una mujer la flauta. En el centro un chico con oboe y una chica con clarinete. Por último la pareja de las cuerdas, la chica con el violín y el chico con el violonchelo.

Los espectadores son un hombre y una mujer sentados y vestidos con túnicas.

Mapi Gutiérrez, estudiosa de la obra de Miguel Ángel Sáinz, nos describe de esta bella manera lo anteriormente expuesto:

Entre sus obras más importantes destaca el Conjunto Escultórico Concierto, en la plaza Joaquin Elizalde, de Logroño.

En principio, esta plaza fue creada como un anfiteatro para música; sin embargo, al estar al lado del antiguo hospital San Millán, no se podían hacer representaciones teatrales ni musicales; por tanto, hubo que representar a los músicos en piedra.

Miguel Ángel tenía una idea clara: la imagen de un violoncelo. Su sonido tan profundo, que invita a la concentración y evocación. Éste era el elemento clave, el punto de partida. A partir de ahí debía encontrar un conjunto que apoyase y complementase a la figura del violoncelo. Para dar forma a esta idea contó con la ayuda de su gran amigo Jesús Amurrio, organista y musicólogo. En principio le pidió a Amurrio que buscara piezas musicales para 5 o 6 instrumentos, incluido un violoncelo. En unos días le presentó varias piezas de diversos autores; una de ellas causó impacto inmediato en Miguel Ángel y vio claro el conjunto monumental. Se trataba del concierto para clave y 5 instrumentos, de Manuel de Falla.

Miguel Ángel comenzó el monumento con la escultura del violoncelo, escultura surgida de su interior con toda la fuerza y toda la potencia que a él transmitía el sonido del instrumento. El violoncelista está totalmente concentrado en la música, sumergido en la obra.

Dentro de la pieza musical de Falla, escogió un momento exacto, y todas las esculturas interpretan y reflejan ese momento. El clavecinista, de hormigón verde, hombre mayor, de rostro serio, muy intelectual, tiene las manos en el teclado realizando un acorde de la partitura; del torso para abajo está atenazado en un bloque; el clavicordio es un juego de encofrados de hormigón y hierro.

La flauta travesera la toca una chica joven y hermosa, que está siendo observada por la mirada pertinaz del clarinetista. La oboísta está ensimismada, aprisiona el oboe fuertemente contra su pecho. La violinista, con cuerpo esbelto volcado hacia la materia que conforma el violín. Las figuras aparecen desnudas, incompletas, amputadas, con el objetivo de reforzar la impronta de la acción, “Concierto”. 398 exentas de artificio. La cabeza de la violinista está partida por la mitad porque lo que falta, lo que no está, es música.

Dos espectadores pétreos observan la escena desde las gradas y una más, “Mujer que se asoma”, está en la entrada al auditorio. Algunas de las esculturas tienen elementos metálicos, trazas de los instrumentos musicales.

Cada escultura contemplada individualmente es en sumo grado hermosa, pero en conjunto alcanza cotas extraordinarias de belleza y rotundidad. El conjunto es de una potencia impresionante y cada figura se ve complementada con la de al lado. Los músicos interpretan la pieza en silencio, el silencio tonante de la piedra.

Este monumento fue inaugurado por el rey Juan Carlos I el 9 de febrero de 1995

En fin, que en el ambigú creemos de justicia reivindicar esta genial obra, inaugurada en febrero de 1995, con ocasión del IX Centenario del Fuero de Logroño, y que fruto del deterioro por vandalismo, ignorancia y poco cuidado, en el año  2015, las estatuas tuvieron que ser retiradas y restauradas en el taller de su autor Miguel Angel Sainz, de Aldeanueva de Ebro, por su sobrina Maria Pilar Gutierrez, y desde entonces,  lucen con todo su explendor, aunque a mi entender este conjunto escultórico, tiene calidad como para estar en un lugar más céntrico de la capital donde pueda ser más protegido de actos vandálicos, cuidado y admirado por logroñeses y visitantes.

Fotografías J.L.Soba

Publicado en Actualidad, Arte, Inteligencia emocional, La Rioja, Música, Mis cosas, Motivación, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , , | 2 comentarios

El elefante y la paloma

Retrato de Frida Kahlo, causante de esta entrada, foto J.L.Soba

El otro día, paseando por la Avenida Colón de mi ciudad Logroño, vi en el escaparate de un local comercial, un enorme retrato de Frida Kahlo, enigmática artista mejicana, con una vida marcada por las enfermedades, la tortuosidad de su matrimonio con Diego Rivera y sobre todo por la falta del reconocimiento de su obra en vida, siempre a la sombra de su marido, situación que afortunadamente con el tiempo, se ha subsanado en parte. Me vino a la memoria una hermosa canción de Pedro Guerra titulada «El Elefante y la paloma» en la que el canario relata la vida de esta excepcional artista.

Comparto a los amigos del ambigú, el retrato, el cuadro de Frida Kahlo, un extracto de un artículo sobre Frida, de EstherTauroni Bernabeu y la hermosa canción de Pedro Guerra, que espero sean de vuestro agrado. J.L.Soba

Diego y yo (1931) de Frida Kahlo, Museo de Arte Moderno, San Francisco (Estados Unidos)

El elefante y la paloma

Se sentía menudita al lado de él, frágil como una paloma, estéril e incapaz como mujer. A él lo percibia fuerte, poderoso como un elefante, el verdadero rey de la selva en que vivía. Frida medía casi 170 centímetros, Diego poco más de 180, esos escasos 10 centímetros en las representaciones que ella pintó se revelan distorsionados bajo una lupa emocional que contiene sentimientos de inferioridad, subjetividades  latentes en las obras de arte.

Contrajeron matrimonio al poco tiempo de conocerse. Ella, años antes, lo había observado pintando grandes murales, exteriores, admirados por todos. Ella pintaba óleos de pequeño formato, íntimos,  en interiores, que revelaban su mundo, sus sufrimientos y temores. Pese a gozar de la admiración de destacados pintores  e intelectuales de su época como André Bretón, Marcel Duchamp, pablo Picasso o Vasili Kandinsky jamás aceptó en su vida que su obra pudiese tener un interés general.

Cuando Frida y Diego se casaron ella tenía 22 años, él 43. Para Diego era su tercer matrimonio, para ella su gran amor. Frida buscaba protección y creyó encontrarla en él.  La poliomielistis infantil, y el accidente que la destrozó a los 18 años no fueron nada en comparación con la frustración por no poder gestar y el dolor que le ocasionó descubrir que su marido le era infiel con su hemana pequeña, Cristina.

En 1931, dos años después de casarse, Frida pintó el cuadro “Diego y Frida” , un óleo sobre lienzo de 100,01 cm x 78,74 cm. que se expone en el Museo de Arte Moderno de San Francisco.La pintura muestra a Kahlo de pie junto a su esposo y compañero artista.  Rivera, está retratado como pintor, sosteniendo una paleta y cuatro pinceles en su mano derecha mientras Kahlo inclina su cabeza hacia él. Ambos miran hacia el espectador, sin sonreír. Kahlo sostiene su chal rojo brillante con su mano izquierda. Rivera y Kahlo se toman de las manos en el centro del retrato. Rivera es físicamente mucho más grande que Kahlo. Los zapatos de él, enormes, están firmes en el suelo; los de ella, diminutos, parecen alzarla en puntillas, guardando equilibrio.  La paloma en la esquina superior derecha lleva una pancarta que dice:

“Aquí nos ves, yo Frida Kahlo, con mi querido esposo Diego Rivera. Pinté estas imágenes en la encantadora ciudad de San Francisco, California, para nuestro compañero, el Sr. Albert Bender, y fue en el mes de abril del año 1931”.

Frida Kahlo,  se representó a sí misma como la esposa del gran artista, Rivera. Tras años de infidelidades, en 1939 Frida se divorció,  le abandonó, le perdonó, intentó  vengarse, pagarle con la misma moneda sin darse cuenta que no era su naturaleza, que se consumía, que la única forma de dejar de sufrir era alejarse, definitivamente, a su mundo de símbolos, de sueños eternos, de caricias al alma y convertirse, definitivamente, en una estrella que contemplase el universo, inmune, perpetua, eterna.  Se despidió escribiendo en una carta. Solo tenia 47 años :

«Espero alegre la salida y espero no volver jamás”.

EstherTauroni Bernabeu

Pedro Guerra «El Elefante y la paloma»

El elefante y la paloma

A Frida le duelen los huesos
Y mirándose al espejo pinta todo su dolor
A Frida le duele la vida
Y aprendiendo de su herida, llena todo de color
Diego, mi Diego
Diego mi amor
Por qué pienso que eres mío
Si eres sólo tuyo y Diego
Si eres sólo tuyo y Diego

Frida miró al Elefante
Y empezó a desdibujarse
Pero nada le importó
Diego miró a la paloma
Y la amó entre tantas cosas
Entre el lienzo y la pasión

Diego mi niño
Diego pintor
Por qué pienso que eres mío
Si eres sólo tuyo y Diego
Si eres sólo tuyo y Diego

Frida descansa en el lecho
Y se pinta hasta en el techo
Con tal de sobrevivir

Diego mi amigo
Diego igual yo
Por qué pienso que eres mío
Si eres sólo tuyo y Diego
Si eres sólo tuyo y Diego

Diego mi Diego
Diego mi amor
Por qué pienso que eres mío
Si eres sólo tuyo y Diego
Si eres sólo tuyo y Diego

Pedro Guerra

Publicado en Arte, Inteligencia emocional, Letras de canciones, Mis cosas, Motivación, Poesías, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , , , , , , | 7 comentarios

Los viernes chiste: Cuidados de la salud

Cuidados de la salud

Cómo llegar sano a cumplir muchos años

Estimado Amigo, como muchos de nosotros ya tenemos más de cuarenta años, hay que comenzar a cuidarse.

Dicen que todos los días tenemos que comer una manzana por el hierro y un plátano por el potasio. 

Además una naranja por la vitamina C, medio melón para mejorar la digestión y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes. Todos los días hay que tomar dos litros de agua (y luego orinarlos… lo que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos).

Todos los días hay que tomarse un Activia o un Yogurt para tener «L. Cassei Defensis», que nadie sabe qué es, pero parece que si no te tomas un millón y medio todos los días, empiezas a ver a la gente como borrosa.

Cada día una aspirina, para prevenir los infartos, más un vaso de vino tinto para lo mismo. Y otro de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me acuerdo para qué era. 
Si te lo tomas todo junto, por más que te dé un derrame ahí mismo, no te preocupes pues probablemente ni te enteres.

Todos los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra, hasta que logres defecar un jersey.


Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias, livianas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado. Haciendo un pequeño cálculo, sólo en comer se te van como cinco horitas.

Ah, después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea: después del Activia y la fibra los dientes, después de la manzana los dientes, después del plátano los dientes… y así mientras tengas dientes, sin olvidar pasarte el hilo dental, masajeador de encías… 

Mejor amplía el baño y mete el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes, te vas a pasar varias horas por día ahí adentro.

Hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuno. Te quedan tres, siempre que no te agarre algún imprevisto. Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de televisión. Bueno, ya no puedes porque todos los días hay que caminar por lo menos media hora (por experiencia: a los 15 minutos regresa, si no la media hora se te hace una). 

Y hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que regarlas a diario. (¿Cuando te vas de vacaciones también, supongo?)

Además, hay que estar bien informado, así que hay que escuchar la radio y leer por lo menos dos diarios y algún artículo de revista, para contrastar la información. 

¡Ah!, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción… ¡Eso lleva su tiempo… Y ni qué hablar si es sexo tántrico!! ( y te recuerdo: después de cada comida, cepíllate los dientes!).

También hay que hacer tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tienes perro u otras mascotas…

En fin, a mí la cuenta me da unas 29 horas diarias. La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez, por ejemplo: Te duchas con agua fría y con la boca abierta así te tragas los 2 litros de agua.

Mientras sales del baño con el cepillo de dientes en la boca le vas haciendo el amor (tántrico) parado a tu pareja, que de paso mira la TV y te cuenta lo que ve, mientras barre (ella). 

¿Te quedó una mano libre? Llama a tus amigos. ¡Y a tus padres, porque no hay que descuidarlos!! Tómate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer falta).

El yogur con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se come el plátano con el Activia, y mañana cambian. Y menos mal que ya crecimos, porque si no nos tendríamos que clavarnos el Danonino Extra Calcio todos los días.

¡Uuuufff! Pero si te quedan 2 minutos, reenvíale esto a los amigos (que hay que regar como las plantas) mientras tomas una cucharadita de All Bran, que hace muy bien…

Y ahora te dejo porque entre el yogur, el medio melón, la cerveza, el primer litro de agua y la tercera comida con fibra del día, ya no sé qué estoy haciendo pero necesito ir al baño urgentemente. Ah!!, voy a aprovechar y me llevo el cepillo de dientes…

Si ya te envié esto antes, perdona… Es el Alzheimer, que a pesar de tantos cuidados no he podido combatir.
Un fuerte abrazo y os dejo con una bella oración Hindú para el hogar:

Oración Hindú para el Hogar

Haz que la casa en la que vivo reciba Tu bendición;
Que mis buenos pensamientos aquí me iluminen;
Que el curso de mi vida sea recto y honesto;
Que aquí mis sueños sean alegres;
Bendice todo lo que me rodea y el techo que me cobija
Y convierte esta casa que amo en un recinto sagrado.

Publicado en Los viernes chiste, Motivación, Oraciones, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , | 2 comentarios

La gota de miel

«En la medida en que limpiamos nuestra mente, contribuimos a la felicidad de los otros. Podemos obsequiarles con nuestro sosiego, generosidad, claridad de mente y ternura de corazón. Y como a la vida sigue la muerte, como al día la noche, moriremos extinguiéndonos como una débil candela, pero sabiendo que en nuestra representación existencial hemos tratado dañar lo menos posible a las otras criaturas y hemos puesto algún empeño en mejorar y contribuir a la dicha de los demás». Ramiro Calle

La gota de miel

Se trataba de un bondadoso y sabio anciano que nunca había deseado tener discípulos propiamente dichos, pero que era muy a menudo visitado por las gentes que deseaban sentirse tranquilas en su presencia y recibir sus enseñanzas. No le gustaba hablar en exceso y de vez en cuando despegaba los labios para decir:

   –¡Cuidado con la gota de miel!

   Ninguno de los aspirantes espirituales estaba seguro de comprender tal advertencia, pero les bastaba con disfrutar de su presencia para sentir que avanzaban por el camino de la iluminación.

   Fue transcurriendo el tiempo y un día, al atardecer, tras haber meditado, uno de los discípulos que quería saber realmente a qué se refería el sabio con tal admonición, se dirigió a él y le dijo:

   –Venerable maestro, llevo meses oyendo “cuidado con la gota de miel”; me gustaría saber qué quieres realmente significar con ello y supongo que también a mis compañeros les placería.

   Los otros aspirantes asintieron con la cabeza, esperando que el sabio se definiera.

   Se hizo un silencio total. Después el sabio dijo:

   –Habéis de saber, queridos míos, que durante años yo escuché lo mismo de mi maestro y al final también, como vosotros, le pregunté.

   Todos rieron complacidos. El anciano agregó:

   –Prestad ahora atención a la historia que voy a relataros, y eso que sabéis que no me gusta hablar mucho.

   Hizo una breve pausa y comenzó a narrar la historia.

Dijo:

   –Había una vez un hombre muy pobre que decidió abandonar su país en busca de fortuna. Durante días y días no dejó de caminar. Un amanecer se adentró en un frondoso bosque. Tras algunas horas se dio cuenta de que se había perdido, no sabía qué camino tomar para salir de allí y temía que alguna alimaña le atacara; además, sentía hambre y sed, y su ansiedad iba en aumento. Tomó un camino y después otro, pero no hallaba la salida.

   “De súbito oyó un ruido inquietante a su espalda y ¡cuál no sería su desagradable sorpresa cuando vio que le seguía un furioso elefante que bien podría aplastarle! Y eso no hubo de ser lo peor, pues al intentar huir se encontró el paso cerrado por un gran número de demonios armados hasta los dientes. El pobre hombre no sabía qué hacer; despavorido, intentó trepar a un árbol, pero el tronco era tan grueso que resultó imposible. La situación era desesperada. Al mirar en derredor distinguió un pozo a lo lejos, así que, sin pensarlo dos veces, corrió hacia él y salto dentro. En su caída, y cuando ya creía que habría de morir, sus manos lograron agarrarse a un matorral que crecía en las paredes del pozo.

   “De repente, oyó un ruido sibilante. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, distinguió un nido de serpientes venenosas que vivían en el fondo de aquel hoyo. Entre todas ellas destacaba una terrorífica pitón. Se aferró más y más a las ramas, ya que eran su único sostén; pero he aquí que de pronto descubrió que se encontraba en la madriguera de dos grandes ratas de prominentes dientes. Una era negra y la otra blanca. Ambas comenzaron a roer sin piedad los matorrales.

“Entre tanto, ¿qué había sido del elefante? Al llegar al árbol y no encontrar al hombre, se enfureció y comenzó a golpear los árboles con su poderosa trompa, de tal modo que desprendió una colmena y ésta fue a caer al pozo. Miles y miles de abejas se lanzaron contra el hombre y comenzaron a picarle. Mas he aquí que una gota de miel cayó en la frente del hombre y se fue deslizando por su cara hasta alcanzar sus labios y penetrar en su boca. Cuando eso ocurrió, el dulzor de la miel le embelesó de tal modo que se olvidó por completo del elefante, los demonios, las ratas, las abejas, las serpientes y su apurada situación. ¿En qué debía de estar pensando el hombre? Solo en que otras gotas de miel llegasen a su boca. Por ese motivo no se defendió, las ratas quebraron los matorrales, él se precipitó al fondo del pozo y  murió.

Los discípulos, impresionados, apenas se atrevían a respirar. Estaban realmente sobrecogidos. Uno de los aspirantes se atrevió a hablar y preguntó:

   –Pero ¿puede todo eso sucederle a un ser humano?

   El anciano dijo:

   –Os explicaré la analogía como me la narraron a mí. La vida de los seres humanos no es fácil. El elefante implacable es la muerte. El árbol es la liberación, pero solo los más fuertes y tenaces pueden escalarlo, es decir, seguir la senda de la iluminación. El pozo representa la vida humana, en tanto que los matorrales son la duración o extensión de la vida. ¿Qué representan las ratas? Los años que componen la vida: unas veces blancos, es decir, agradables, y otras negros, esto es, desagradables, pero ambos conducen al final. Las serpientes son las tendencias perniciosas y la pitón es la ignorancia. Las picaduras de las abejas son las enfermedades y las gotas de miel son los placeres transitorios que encadenan y confunden al ser humano. En resumen, lo único seguro es el árbol de la liberación. Debes aprender a trepar por su tronco. ¡Y cuidado, amados míos, con la gota de miel!

Ramiro Calle, en su libro «Cincuenta Cuentos para Meditar y Regalar»

Publicado en Citas, Cuentos, Inteligencia emocional, Motivación, Reflexiones, Relatos | Etiquetado , , , | 2 comentarios