Matrimonios vegetarianos
El “Weekly Advertíser” de Londres, es un periódico famoso por sus anuncios matrimoniales. Columna tras columna, en páginas enteras, hombres y mujeres de todas edades, colores, estaturas y condiciones económicas y sociales se ofrecen como si fueran automóviles de segunda mano o solicitan contraer matrimonio con personas de determinadas características. Hace unos días, por ejemplo, apareció el siguiente aviso:
“Vegetariano, rubio de treinta y cinco años de edad, contraería matrimonio con vegetariana morena de veinticinco”.
Nosotros no somos vegetarianos, y Dios mediante nunca esperamos serlo, pero ello no significa que no le tengamos gran consideración a los partidarios de las legumbres cocidas. En primer lugar, porque todas las convicciones sinceramente sentidas nos merecen respeto, y en segundo, porque entre más vegetarianos haya en el mundo, más filetes nos tocarán a los carnívoros.
Consecuentemente, hemos visto con gran simpatía el anuncio del vegetariano rubio que desea contraer matrimonio con una vegetariana morena, puesto que es síntoma de que se reproducirá la especie, y no sólo por proselitismo. Uno de los grandes problemas con que siempre han tropezado los vegetarianos, aparte del de no encontrar zanahorias hervidas en un momento determinado, es el de hallar pareja adecuada.
Se puede pensar que en el caso de un matrimonio mixto, en que el marido sea vegetariano y la mujer no, bastará con que cada uno de los cónyuges siga su propio régimen alimenticio para que todo esté arreglado. Pero no. Si el esposo, por ejemplo, ve a su mujer comiéndose un suculento solomillo o unas chuletas de puerco y piensa sincera y honradamente que la señora se está envenenando, ¿puede reprochársele que intente llevarla por el buen camino, tratando de convencerla de que sólo las lechugas son saludables? Y si, por complacerlo, a la esposa carnívora le dan vértigos de debilidad al cabo de una semana de no comer más que acelgas y colecitas de Bruselas, ¿se le puede censurar que se rebele contra los propósitos de su marido, de convertirla al vegetarianismo, y acabe tirándole una remolacha a la cabeza?
La diferencia de convicciones sobre la nutrición puede constituir un semillero de discordias en el matrimonio. Aparte de los agarrones cada vez que la pareja se sienta a la mesa, llegado el momento de la crianza y educación de los hijos se tropezará con el problema de si debe dárseles manzana rallada o carne picada, coliflor hervida o caldito de pollo. El padre vegetariano que encuentra a su hijo royendo un hueso y se lo quita de un manotazo, crea en el niño un tremendo complejo, ya que el chiquillo irá a refugiarse con su madre, y ésta -que fue quien le dio la pata de pollo en primer lugar- se pondrá de su parte y en contra del marido, con más encono cuanto cabe suponer que la señora ya estará hasta la coronilla de verdolagas y calabacitas. La criatura crecerá con una terrible confusión psicológica y alimenticia, y al cabo de los años a la mejor se convierte en antropófago por reacción neurótica, empezando por merendarse a su propio padre vegetariano. Con su poquito de sal y pimienta, pues estará medio desabrido.
En cambio, cuando ambos cónyuges son vegetarianos, se asegura una coincidencia básica. Luego podrán venir las diferencias superficiales que son la salsa de todo matrimonio, pero lo fundamental ya estará conseguido: vegetariano él, y vegetariana ella. Ambos completamente convencidos de los daños que acarrean al organismo humano el lomo de ternera y los tacos de buche, y del bien que, en cambio, le produce el chayote. Los dos seguros de que la longaniza es un veneno, y que no hay mejores entremeses que unas rebanadas de [jitomate con sus trocitos de apio…
De este modo no habrá discusiones en la mesa, y el rubio y la morena del anuncio podrán contemplarse con ternura por encima de un humeante plato de coliflores cocidas, sin discrepancias sustanciales que enturbien su vegetariana felicidad.
Marco A. Almazán
Ya no le robo a la naturaleza
Estás enfermo en entendimiento y religión.
Ven a mí, puede que escuches alguna verdad profunda.
No comas injustamente los peces que el agua ha entregado,
y no desees como comida al cuerpo de animales matados,
O la blanca leche de las madres que intentaron dar sus nobles tragos a sus bebés, no las nobles damas.
Y no aflijas a las confiadas aves tomando sus huevos;
pues la injusticia es el peor de los crímenes.
Y prescinde de la miel que laboriosamente extraen las abejas
de las flores de plantas perfumadas;
porque ellas no la guardan para que pueda pertenecer a otros,
ni la comparten para que sirvan de recompensa o regalos.
Lavé mis manos de todo esto; y ojalá
hubiera percibido mi camino antes
de ver mi pelo encanecer.
Al-Ma’arri
Poeta árabe medieval Abu ‘L’Ala Ahmad ibn ‘Abdallah al-Ma’arri, conocido como Al-Ma’arri. Nació en el año 973 y murió en el 1057. Era ciego.
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Buenos días Linda.
Te agradezco tu participación en este blog.
Antes que nada, esta entrada, forma parte de la filosofía de este blog, de los viernes, tomar con humor un tema, o contar algún chiste, y después finalizar con una oración que nos redima del cachondeo con que nos hemos tomado el tema.
De todas formas, noto en tus comentarios (que agradezco) un tono de juicio y valoración de lo que se relata, que no creo te sea beneficioso a la larga, pues como decía Albert Einstein, «las mentes son como los paracaídas, solo sirven cuando se abren».
He de decirte que yo siempre contesto a los comentarios, sobre todo a los que aparentemente me son adversos, pues aprendo mucho de ellos.
En tus manos está seguir o no participando en este blog, a mí me gustaría lo primero, pero es tu decisión.
Namasté, un abrazo.
Ich möchte, dass Sie Ihre Meinung veröffentlichen dürfe. Ich möchte aber auch, dass Sie meine Antwort frei schalten. Das ist in meinen Augen selbstverständlich. Die Menschen, die Angst vor anderen Meinungen haben, sind im Grunde ihres Herzens unehrliche Menschen.
Unsere Probleme, also die Probleme dieser Welt, haben uns die Unehrlichen eingebrockt.
Follow the Truth, ist eine absolute Weisheit. Komprimiert auf drei Worte. „Ich bin der Weg, die Wahrheit und das Leben“, sagte schon der langhaarige Nazarener.
Ihre Bemühungen in Ehren, aber ich kann es nicht akzeptieren, wenn Sie meine Antwort nicht freigeben. Ich beleidige niemanden, auch nicht Sie, und inhaltlich berichte ich über Gesetzesänderungen in Deutschland, die ich sarkastisch interpretiere.
Ich kann Ihrer Bitte nicht nachkommen, weiterhin Ihre Seite zu abonnieren.
Da würde sich mir der Magen umdrehen.
Da Sie nicht gewillt sind, meine Antwort freizuschalten, dürfen Sie ab jetzt mit Ihrem Ungeziefer kommunizieren. Das Ungeziefer scheint Ihnen wichtiger zu sein, als Menschen.
Hola Linda, no entiendo nada de lo que me dices, yo no bloqueo nada de la que me escribes en tus comentarios, es más, me molesto en traducirlos del alemán para comprenderte, y como se puede ver facilmente si te tomas la molestia, ellos aparecen en el blog, a pesar de las «lindezas» que me dices.
Modestamente, si me permites que te lo diga, no creo que esa actitud beligerante de la que haces gala, te beneficie, la vida es bella y nos merecemos lo mejor, tú la primera.
Será una pena si dejas de obsequiarme con tus comentarios, pues los tengo muy en cuenta, por lo que veo, más que tú los míos.
Namasté y un fuerte abrazo.
Por cierto Linda, si tu queja viene dada por no contestarte inmediatamente, nunca lo hago, pues tengo bastantes acupaciones y respondo a los comentarios cuando creo que puedo dedicarles el tiempo que merecen.
Namasté