
Los viernes, chiste: La solidaridad
Don Santín, cura párroco de la Iglesia de San Martín, en Torrecilla en Cameros, reunió de urgencia a todos sus feligreses para hablarles de la solidaridad.
– He notado -les dice- que cada día os volvéis más mezquinos, más codiciosos, más avaros y más egoístas. En lugar de seguir el camino de la palabra de Dios que intento predicar, vivís acumulando cosas materiales y posesiones que como os he dicho miles de veces, no podréis llevaros el día que llegue vuestra hora. Veo conveniente recordaros las sabias palabras de Elie Wiesel:“Este es el deber de nuestra generación al entrar en el siglo XXI: la solidaridad con los débiles, los perseguidos, los abandonados, los enfermos y los desesperados. Esto expresado por el deseo de dar un sentido noble y humanizador a una comunidad en la que todos los miembros se definan a sí mismos, no por su propia identidad, sino por la de los demás.”
La comunidad entera bajó la cabeza avergonzada y el cura se animó a seguir.
– Las enseñanzas que os trato de transmitir son claras y breves. De los siete pecados capitales, la codicia es el más dañino.
Silencio en la sala.
– Estamos en la casa de Dios y lo que aquí sea dicho será anotado en vuestro libro de la vida como vuestro compromiso.
Más silencio.
– A ver tú, José Luis, contéstame con sinceridad. Si tú tuvieras dos casas y tu vecino Martín no tuviera ninguna ¿qué harías?
José Luis se pone de pie y con el sombrero en la mano se anima a contestar:
– Pues yo le daría una casa a Martín, padre.
– ¡Muy bien! ¿Y si tuvieras dos automóviles?
– ¿Dos automóviles? Uno para mí y otro para Martín.
– Muy bien, José Luis. Así me gusta.
La gente comenta y murmura. José Luis se siente “agrandado” por el beneplácito del cura frente a sus respuestas. El padre decide seguir su prédica por esa línea.
– ¿Y si tuvieras dos millones?
– ¿Dos millones? -se anima José Luis con energía- un millón para Martín y otro millón para mí.
– ¿Y si tuvieras dos gallinas?
Se produce un incómodo silencio que rompe el clima de las preguntas y las inmediatas respuestas. El cura vuelve a hacer la pregunta;
– José Luis, ¿y si tuvieras dos gallinas?
José Luis vuelve a bajar la cabeza y finalmente contesta:
– Sinceramente, padre, no sé. En ese caso, no sé.
– Pero cómo puede ser, José Luis. Piensa. Si tuvieras dos casas, una para ti, otra para tu vecino, dos automóviles, uno para ti, otro para tu vecino, dos millones uno para ti, otro para el vecino… y dos gallinas no sabes, ¿cómo puede ser?
– Es fácil, padre. Yo no tengo dos casas, ni dos coches y menos dos millones… ¡Pero dos gallinas sí que tengo!

Fiesta de la solidaridad en Torrecilla, 25 años ayudando a quienes más lo necesitan
La fiesta de la Solidaridad en Torrecilla es uno de los eventos más esperados por residentes y turistas de esta localidad. Coincidiendo con el sábado de mediados de agosto tiene lugar una jornada para público infantil y adulto, repleta de actividades cuyo objetivo es conseguir el máximo de donativos y para lograrlo, se programan un montón de actividades (venta de camisetas conmemorativas, baile solidario con coreografía, diversas actuaciones musicales durante la tarde y la noche, un rastrillo donde adquirir todo tipo de objetos, juguetes y cuentos, degustaciones elaboradas altruísticamente por los vecinos, etc.) cuya recaudación integra irá destinada a la causa elegida, que este año ha sido la Fundación Si Asha, para la construcción de un hogar de esperanza para menores huérfanos con discapacidad intelectual en Makwanpur (Nepal).
Desde 1995, cuando se celebró la primera fiesta benéfica, hasta este año, el pueblo de Torrecilla ha colaborado con 25 causas u organizaciones benéficas. Médicus Mundi, Proyecto Hombre, Asociación Española contra el Cáncer, ASPACE RIOJA, Bomberos Unidos sin Fronteras, SETEM RIOJA, Asociación Riojana de Esclerosis Múltiple, Cáritas Rioja, la Asociación Camino a la Solidaridad, o la ONG Diamond Child son algunas de ellas.
Oración de solidaridad
Ven, Padre de los pobres.
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.
Hay tantas sombras de muerte,
tanta injusticia,
tanta pobreza,
tanto sufrimiento.
Penetra con tu luz nuestros corazones.
Habítanos porque sin ti no podemos nada.
Ilumina nuestras sombras de egoísmo,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
elimina con tu calor nuestras frialdades,
haznos instrumentos de solidaridad.
Ábrenos los ojos y los oídos del corazón,
para saber discernir tus caminos en nuestras vidas,
y ser constructores de Vida Nueva.
Amén.