No hay candado ni cerradura alguna que no tenga una llave que los pueda abrir. Lo mismo pasa con los corazones. Por más cerrazón que haya en ellos, por más complicados que parezcan, siempre existe un modo de poder abrirlos. Y no es a base de malas maneras. Ni es forzándolos ni violentándolos. Ni con actitudes de autoritarismo o con intimidaciones. Aunque a veces pensemos que debemos de mostrarnos inflexibles y no dispuestos a ceder terreno alguno, el buen trato, amable y bondadoso, siempre nos dará mejores resultados. Guillermo González Martínez

Para abrir un corazón
Un corazón no se abre fácilmente
si no tenemos tacto para abrirlo,
que no se nos ocurra nunca herirlo
porque cerrado seguirá por siempre.
Un corazón no se abre con desprecios
ni con la llave de los malos tratos,
ni con los modos de altivez ingratos,
ni con desaires y con burlas menos.
Un corazón se abre con razones,
mostrando nuestras buenas intenciones
y haciéndole sentir que lo queremos.
Un corazón se abre con la llave
del amor cuando ve, esa es la clave,
que darle ayuda en realidad queremos.
Porque si sólo siente que intentamos
imponer nuestra ley, fracasaremos..
Pero si con bondad nos comportamos
es más probable que abrirlo podremos.
¿Y para qué abrir un corazón? Para que puedan entrar en él los buenos sentimientos, porque sin ellos el corazón es una casa triste y oscura. Pero con ellos es una casa llena de luz en la que resplandece, como una lámpara siempre encendida, la alegría inmensa de vivir.
Guillermo González Martínez