El abuelo y el nieto
a misteriosa India. Un tibio y anaranjado atardecer. Las golondrinas trazaban arabescos sobre el firmamento ilimitado. Un sabio abuelo caminaba feliz junto a su nieto. Era un niño vivaz y despierto, lleno de inquietudes espirituales, ávido de respuestas.
Quiero preguntarte algo: Cuando el cuerpo muere, ¿Qué sucede?
-El cuerpo muere, pero el ser nunca muere. Él es el Ser de todo el Universo. Es la esencia sutil de todo lo existente.
-¡Oh, abuelo!- se lamento el muchachito-. No termino de entenderte. ¿Podrías explicármelo mejor?
El abuelo dijo:
-Coge un fruto de aquel castaño y tráemelo.
El niño, presuroso, cogió una castaña y la mantuvo entre sus manos.
-Quítale la cáscara-dijo el abuelo-y dime qué ves.
-El fruto
-Abre el fruto. ¿Qué ves?
-Granos- dijo el niño.
-Abre un grano. ¿Qué ves?
-Minúsculos granitos.
-Abre uno. ¿Qué ves?
-Nada, querido abuelo, nada.
Y el abuelo declaró:
-Esa esencia sutil que tú no ves, es el Ser. Mantiene en pie al gran árbol. Nos mantiene vivos a ti y a mí. Hace que el río fluya y el fuego arda. Anima todos los vastos espacios. Tú, mi muy querido, mi muy amado nieto, no ves esa esencia sutil, pero está ahí. Ella respira en ti, piensa en ti, habla en ti.
El niño satisfecho, agarró la mano temblorosa y envejecida de su querido abuelo. Caminando apaciblemente, se fueron con el horizonte como el azúcar se funde con el agua.
Tomás Linares
Enternecedor.
En estos convulsos momentos, no viene nada mal una dosis de ternura.
Gracias Manuel.
Namasté
Así es, Namasté. Ya de por sí siempre viene bien, pero ahora se ha convertido casi en una necesidad imperiosa.
Gracias a ti. Feliz domingo.
Igualmente.
Namasté