“La mayor parte de los hombres, incluso en este país relativamente libre, se afanan tanto en innecesarios artificios y labores absurdamente mediocres, que no les queda tiempo para recoger los mejores frutos de la vida”. Henry David Thoreau
Alegoría del amor, de Benvenuto Tisi (1481 – 1559)
Amistad
Pienso en un momento de amor, y mientras pienso,
El amor es para mí un mundo,
Carne única y dulce bebida,
Y acerca, es una conexión, un enlace
Entre el cielo y la tierra.
Sólo sé lo que es, no el cómo ni el por qué,
Mi mayor felicidad;
Por mucho que lo intento,
No, si yo fuera a morir,
Puedo explicarlo.
De buena gana le preguntaría a mi amigo cómo puede ser,
Pero cuando llega el momento,
Entonces el amor es más bonito
Que cualquier cosa para mí
Y así enmudezco.
En efecto, si se conociera la verdad, del amor no se puede hablar,
Sin embargo, sólo pienso y actuó;
Aunque seguramente me fugaría
Sin la ayuda del griego,
O cualquier otra lengua.
Un hombre puede amar la verdad y practicarla,
La belleza se puede admirar,
Y no omitir la bondad,
En la medida de lo posible corresponde
A la reverencia.
Pero sólo cuando estos tres juntos se encuentran,
Como siempre se inclina,
Y crea una sola alma en el asiento,
Y un refugio favorito,
De la belleza;
Cuando en virtud de formas afines, como amores y odios
Y una naturaleza afín,
Proclamamos que somos compañeros,
Expuestos a destinos iguales
eternamente;
Y cada uno puede ayudar al otro, y hacer el servicio,
Dibujar cintas de amor más estrechas,
Del servicio nunca se arrepentirá
Mientras que uno y uno hacen dos,
Y dos son uno;
En tal caso un sólo hombre lo hace totalmente demostrable
Plenamente como el hombre puede hacerlo,
Qué poder hay en el amor
Su alma más íntima se mueve
Irresistiblemente.
Dos fuertes robles quiero decir, uno al lado del otro,
Soportan la tormenta del invierno,
Y a pesar del viento y la marea,
Nace el orgullo de la pradera,
Por tanto ambos son fuertes
Por encima de ellos apenas se tocan, pero socavan
Hasta su fuente más profunda,
Su admiración se encontrará
Sus raíces están entrelazadas
Inseparablemente.
Henry David Thoreau