Granadas para curar

Hoy comparto una entrada para honrar las virtudes de la granada, una fruta de esta época del año, que aparte de consumirse como zumo, a mi me encanta saborearla, tanto en solitario, como de complemento a una rica escarola. El placer de su consumo, me compensa el «rollo» de pelarlas y las huellas que estas dejan en mis dedos.

Otro uso de la granada, quizás menos conocido, es lo beneficiosa que es para combatir la gripe, tan fastidiosa en esta época del año, por ser antinflamatoria y buena para calmar la tos y bajar la temperatura. También se utiliza para tratar las infecciones de garganta y oido. La cáscara de la granada es muy utilizada por cantantes o profesionales que tienen que cuidar su garganta y mantenerla sana.

Merece la pena pelarla y utilizar su cáscara por sus excelentes propiedades curativas. Una forma es preparando un té de granada, de esta forma tan sencilla que nos indica Verónica Salas Ruíz:

-6 gramos de cáscara de granada

-1 taza de agua

Deja la cáscara en ebullición unos pocos minutos y luego cuela la mezcla.Para una mayor eficacia, te recomendamos que realices unas gárgaras,  tres o cuatro veces al día. Sírvelo,  ni muy caliente, ni muy frío.

Otra manera de consumir la granada y excelente para combatir la gripe, sería como un zumo absoluto. Tienes que licuar las semillas, la pulpa y la cáscara, con 150 ml de agua. Al beber esta mezcla estas aumentado los beneficios que te proporciona, que son muchos.

granada

Granadas para curar

xu235.jpgn estudiante fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo:

-Este hombre necesita granadas para curar.
El estudiante recibió al paciente y le dijo:

-Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita.

El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo. El estudiante corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado. El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias.

Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente:

-Ese hombre necesita granadas para curar, pero esta vez seré yo quien actúe.

Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo:

-Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate.

El paciente interrumpió exclamando:

-¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme?.

El paciente curó y el estudiante tuvo una ocasión más para aprender.

El remedio es la mitad de la cura, la otra mitad es la respuesta de aquel a quien se cura.

 

 

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