«Siempre las madres tienen ese encanto secreto de tratarlo a uno como a un niño». Reinaldo Arenas
«Las manos feas»
Mamá, le dijo el niño, eres hermosa;
tu rostro es el trasunto de una diosa.
Sonrojose la madre enternecida,
mas el niño, tornando a otras ideas,
añadió con palabra conmovida:
pero en cambio tus manos ¡son tan feas!
Calló el niño al mostrar estos decires,
pues, replicó la madre: no las mires,
si tanto te disgusta contemplarlas…
No lo puedo evitar, le dijo el niño,
si al palparlas con ávido cariño,
tengo, ¡oh madre!, al instante que apartarlas.
El padre que escuchaba al niño dijo:
te contaré una historia, mi buen hijo.
Hace tiempo, dormía un niño rozagante;
encendióse el mosquitero,
y las llamas del fuego traicionero
amenazaban la vida del infante.
La nodriza corrió despavorida;
mas la madre, heroica y decidida,
el fuego dominó a manotadas,
salvando de las llamas a su niño,
pero sus manos de blancor de armiño,
quedaron sin piedad carbonizadas.
Cuando al final las vendas le quitaron,
sus manos deformadas le quedaron…
El niño comprendió, y en un segundo,
voló hacia su madre, le besó las manos,
diciendo entre sollozos sobrehumanos:
¡no hay manos cual las tuyas en el mundo!
Rabindranath Tagore

Madre e hijo, obra de Pablo Picasso
Madre e hijo, obra de Pablo Picasso
Las Madres están más arriba
Sé tú el constructor, crea, configura.
Se la estampa de tu tiempo, el soporte de tu
momento, el sembrador de tu mundo.
Yo estaré más arriba, siempre junto a ti.
Porque las madres tienen una raíz tan larga que
siempre saben cómo llegar al hijo; tienen un tallo
tan fuerte que las espinasno lo secan.
Esa lucecita encendida para cada hijo no se les
apaga nunca.
Yo estaré arriba, como un espejo donde
siempre te estará mirando mi corazón.
Arriba, donde siempre me podrás encontrar en
una estrella.
Arriba, donde las nubes se abren para dejarme
pasar a sonreírte.
Es la ventaja que tienen las madres y que ni
Dios mismo ha osado discutir: las separa de los
hijos, pero no les quita el amor.
¡Sólo las mueve, y las pone más arriba!
Zenaida Bacardí de Argamasilla